La colección consta de diez coronas y dos resplandores, y es impresionante. Podría serlo aún más: consta la ‘desaparición’ de dos coronas, ambas encargadas en el siglo XVIII por el arzobispo Juan Sáenz de Buruaga, que fueron confiscadas como botín de guerra por el general Lannes durante los Sitios. Una de ellas era especialmente valiosa por estar cubierta por numerosas piedras preciosas.
Lo primero que hay que decir es que la imagen de la Virgen en el camarín se puede adornar con tres elementos. La coronita para la cabeza del Niño no suele utilizarse; pero, a diario, la Virgen suele lucir corona y resplandor. De estos últimos tiene dos, intercambiables, y solo en festividades destacadas se prescinde de su uso. Uno de ellos es el que se va a restaurar ahora.
En cuanto a las coronas, la Virgen tiene 10. La más antigua es de época de los Reyes Católicos, para el Niño, y de la Virgen, de 1530. Del siglo XVI se conservan también otras coronas de oro para la Virgen y el Niño Jesús. Del siglo XVII destacan tres piezas más, ambas para Nuestra Señora, entre ellas la que suele lucir con mayor asiduidad, donada por el conde de Peralada. Es una corona realizada en oro, compuesta de quince rayos esmaltados en rojo, verde, azul y blanco, y rematados cada uno por tres perlas preciosas. El canasto de la corona también se encuentra cuajado de cientos de perlas de primera calidad.
De los siglos XIX y XX hay otras cuatro, entre ellas la que luce en la actualidad y, sobre todo, la de la Coronación, realizada en 1905 por la Casa Ansorena de Madrid a partir de la donación de joyas de miles de zaragozanos. Es de oro macizo, pesa 18 kilos y tiene 2.826 brillantes, 5.725 diamantes rosas, 145 perlas, 74 esmeraldas, 64 rubíes y 40 zafiros.
La corona que luce la Virgen del Pilar en 2025
La Virgen del Pilar luce un nuevo aspecto desde el lunes 21 de octubre de 2024, gracias a la corona de los marqueses de Casa Madrid, que no vestía desde hace casi 50 años. El Cabildo Metropolitano de Zaragoza ha retirado el resplandor que luce habitualmente sobre la corona, realizado por los orfebres Lacruz en 1954 según un diseño de Teodoro Ríos, para someterlo a una necesaria limpieza y restauración. Y ha colocado a la imagen de la Virgen la citada corona, una de las más destacadas del tesoro de la basílica. El cambio ha puesto de actualidad la colección de coronas (para la Virgen) y coronitas (para el Niño) que el templo ha logrado atesorar lo largo de los años.
La corona que luce en la actualidad la Virgen, la de los marqueses de Casa Madrid, según la historiadora del arte Carolina Naya, profesora de la Universidad de Zaragoza, mide 24 centímetros de alto por 32 de ancho. «Tiene soldado al reverso un resplandor en oro amarillo, y en el anverso presenta decoración aplicada: seis nubes de plata con dos o tres querubines cada una, que se alternan con flores en tembladera, guarnecidas de diamantes». Está realizada en oro, plata, esmeraldas y diamantes en talla rosa. En un aro del reverso, la corona lleva escrita una dedicatoria: «En prueba de su constante devoción a Nª. Sª. del Pilar en su santo Templo de Zaragoza le consagran esta corona y otra para el Niño 1850. D. Indalecio Latorre y de Pedro y Dª. María Ana Melgarejo Sánchez de Madrid de la Torre. Marqueses de Casa Madrid».
Sobre coronas y ráfagas
La Virgen del Pilar se adorna con dos elementos: la corona sobre su cabeza y el resplandor o ráfaga que la rodea por detrás. ¿Sabes por qué?
La Virgen del Pilar se encuentra entre las once primeras devociones marianas españolas en ser Coronadas Canónicamente. Previamente, imágenes como la aragonesa Virgen de Veruela, Montserrat de Cataluña, o la Virgen de los Reyes, patrona de Sevilla, ya habían recibido tal distinción.
En primer lugar aclararemos que la Virgen del Pilar se adorna con:
- Corona sobre la cabeza de la escultura, y
- Resplandor o ráfaga que recoge el conjunto, rodeando la imagen y la corona.
Ambas piezas son independientes pudiéndose combinar cualquier corona con los dos resplandores o ráfagas que tiene la Virgen. Incluso en festividades señaladas luce únicamente corona suprimiéndose el resplandor.