Trabajó casi a diario desde 1961 para levantar un templo de 4.700 metros cuadrados en Mejorada del Campo (Madrid) construido casi en su totalidad con material reciclado.
Justo Gallego, el agricultor y albañil que ha levantado una catedral en honor a la Virgen del Pilar, ha fallecido a los 95 años. Este vecino de Mejorada del Campo estuvo 60 años trabajando a diario para levantar con sus propias manos un templo de 4.700 metros cuadrados en su localidad natal. Una monumental estructura que, además, construyó prácticamente en su totalidad con material reciclado.
Un conocido anuncio de una marca de refrescos le hizo saltar a la fama hace unos años. Pero la obra de Justo Gallego bien merecía haber sido conocida por méritos propios. Colocó la primera piedra el 12 de octubre de 1961. El día no es casual, ya que decidió dedicar el templo a la Virgen del Pilar, algo que decidió tras curarse de una tuberculosis y por la devoción que sentía su madre por la patrona de Zaragoza. “La Virgen del Pilar es un tesoro. Lo que tenéis en Zaragoza es tremendo”, aseguraba hace unos años este madrileño en una entrevista a HERALDO.
Su querencia por la Patrona de la Hispanidad es tan fuerte que intentó, sin éxito, que el Ayuntamiento de Mejorada del Campo cambiase el nombre del barrio. “Quería que lo llamasen barrio del Pilar”, decía a este periódico. Finalmente no pudo ser. El anuncio publicitario, del año 2005, le hizo tan popular que llegaban autobuses hasta esta localidad madrileña para ver el templo y para conocer a Justo. Lo que sí ha podido salir adelante es su proyecto de catedral para la Virgen, del que ha podido completar en vida estructuras de 60 metros de altura, con 12 torreones, 28 cúpulas y más de 2.000 vidrieras.
Como han publicado diversos medios, la asociación del Padre Ángel, presidente de Mensajeros de la Paz, se va a encargar de terminar la construcción de la catedral. Está a la espera de conseguir los permisos necesarios para ello, y contratará a una empresa que pueda acometer el reto de finalizar una obra que, hasta ahora, solo estaba en la cabeza de Justo Gallego.