Las capillas de San Joaquín y Santiago del Pilar se restaurarán al tiempo que las torres

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El Cabildo anuncia que ya se han iniciado los estudios previos, dentro del Plan Pilar 2040, y que en un futuro se acometerá también la cúpula central

Heraldo de Aragón

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La instalación de los andamios avanza en el exterior de la torre de Nuestra Señora del Pilar. | Francisco Jiménez

Los andamios en la torre de Santa María del Pilar de la basílica zaragozana ya son visibles y ya se ha iniciado la restauración (mientras se levantaban se ha empezado a limpiar el interior). El arquitecto que dirige los trabajos, Javier Ibargüen, y el canónigo José Antonio Calvo, jefe de gabinete del arzobispo de Zaragoza, han informado este jueves de la marcha de los trabajos, que se extenderán durante la mayor parte del año y que tienen como objetivo prioritario restaurar los elementos deteriorados de las torres, evitar los futuros daños causados por las palomas y eliminar los andamios antes de las próximas fiestas del Pilar para que no entorpezcan los actos en la plaza.

Pero la comparecencia ha servido también para saber que el Cabildo ha iniciado ya los estudios previos para acometer la restauración de dos capillas, las de San Joaquín y Santiago. Y que tiene en un horizonte más o menos cercano acometer la rehabilitación de la cúpula central de la basílica, una de las tareas pendientes desde el gran impulso restaurador que experimentó el edificio en la primera década de este siglo. La restauración de las dos capillas se acometerá en los próximos meses, así que coincidirán los trabajos en el interior del templo con los de la torre en el exterior. Todo ello se enmarca dentro del Plan Pilar 2040, anunciado en agosto pasado, con el que se quiere someter a la basílica a una rehabilitación integral para las grandes celebraciones del año 2040, cuando se conmemore el bimilenario de la Venida de la Virgen a Zaragoza. En el plan se incluyen otras acciones, de momento en el horizonte, como la restauración de las pinturas murales de los Bayeu, que rodean la Santa Capilla.

El arquitecto Javier Ibargüen parece ser la figura de referencia en todas estas tareas. Se trata de un profesional de larga y brillante trayectoria en el campo del patrimonio, que ha dirigido proyectos de restauración de bienes tan importantes como los de la catedral de Jaca, el monasterio de Rueda, la iglesia de San Pedro el Viejo o el palacio de los Luna en Daroca. Este jueves aseguraba que «El Pilar, más que un edificio, es un conjunto edificado» y aludía a las tareas pendientes que quedan, pese a que exterior e interiormente la basílica «presenta una imagen perfecta». Entre esas tareas pendientes citó «poner en orden algunos espacios obsoletos en los niveles intermedios y superiores de la basílica, espacios que han sido almacenes o viviendas; renovar el revestimiento de la cúpula central; revisar las criptas; sustituir la iluminación actual por lámparas LED; restaurar algunas capillas que faltan; y elaborar una nueva planimetría utilizando las últimas tecnologías». 

José Antonio Calvo añadía que «está prevista la redacción de un plan director que permita avanzar en la restauración del Pilar. Dentro de ese plan, la restauración de las torres sería el primer paso, y el segundo la cúpula central, que probablemente no ha sido restaurada nunca». Calvo no confirmaba explícitamente que será Ibargüen quien redacte ese plan director, como podría inducirse de los comentarios previos del arquitecto, pero sí subrayaba que «para el Cabildo, Javier Ibargüen es una importante referencia en estas cuestiones». 

La restauración de las torres se desarrollará, como ya se había anunciado, en dos fases. En la primera, que se ejecutará este año, se trabajará en las  que dan a la plaza del Pilar, las de Santiago y Nuestra Señora del Pilar, con un presupuesto de 2,1 millones de euros. La segunda, con un presupuesto ligeramente inferior, afectará a las dos que dan al paseo de Echegaray y Caballero. 

Dos son los tareas clave de la restauración: la rehabilitación de las cornisas y evitar los daños causados por las palomas. Para las primeras, en las que queda poco de la piedra original y donde la mayor parte de lo que se ve es mortero de restauración, la solución va a ser cubrirlas con una lámina de chapa (zinc o plomo) aunque en el caso del Pilar hay cornisas de 120 centímetros de vuelo al exterior. Así se ha hecho ya en la catedral de la Seo o en la portada de la basílica de Santa Engracia, con buenos resultados. Para evitar los daños provocados por las palomas la solución es instalar en todos los vanos finas mallas de acero inoxidable (inapreciables a simple vista desde el suelo de la plaza) para evitar que aniden en su interior. La empresa que se ha adjudicado las obras de restauración, Kalam, ya ha puesto a prueba ese sistema en la Giralda de Sevilla. Aunque ni Ibargüen ni Calvo cifraron la población de palomas establecida en el Pilar, el arquitecto sí aseguró, para dar una idea de las dimensiones del problema si no se ataja, que cada ave produce «entre 5 y 7 kilos de excremento al año» y «tiene más de una decena de reproducciones». No se ha solicitado al Ayuntamiento que incremente o realice nuevas capturas para reducir aún más la población de palomas en la ciudad.

Las dos torres que dan al Ebro, construidas a mediados del siglo XX, presentan menos problemas y su restauración se acometerá a lo largo de 2026.

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