La fundación Bartibás Herrero está costeando la restauración de una de las capillas más importantes de la basílica del Pilar: la de San Antonio de Padua. Un equipo de siete restauradoras está trabajando desde hace unas semanas en el valioso patrimonio histórico del recinto.
La capilla de San Antonio de Padua del Pilar mostrará pronto un aspecto desconocido para el visitante habitual de la basílica. La restauración en la que se está trabajando avanza a buen ritmo, y pinturas y esculturas están recuperando el aspecto que tenían hace tres siglos.
La intervención tiene una trascendencia especial. Y es que la crisis económica se está notando especialmente en las restauraciones de patrimonio histórico, que se han reducido a niveles desconocidos desde hace años. Por eso tiene gran importancia el gesto de la fundación Bartibás Herrero, que está costeando íntegramente la recuperación de los elementos artísticos de la capilla de San Antonio.
Los trabajos comenzaron en septiembre pasado, después de que se realizaran numerosos estudios previos. Se hace cargo de la tarea la empresa Restaur-Arte.
“La capilla de San Antonio tiene elementos artísticos muy variados -señala la restauradora Esther Abadía-, y cada uno de ellos requiere soluciones diferentes. Por ejemplo, las esculturas estaban en bastante buen estado de conservación, y los trabajos se han reducido prácticamente a una limpieza en profundidad y a mínimas reintegraciones de color allí donde se había perdido. El tratamiento de las pinturas de la cúpula ha sido bien distinto, porque estaban en bastante peor estado”.
Cuatro grandes tallas
Las esculturas principales, todas ellas elaboradas por José Ramírez de Arellano y su taller, son cuatro: un ‘San Antonio de Padua con el Niño entre los brazos’, una ‘Santa Rosa de Lima’ y un ‘San Guillermo de Aquitania’ (Guillermo de Moncada y su mujer, Rosa, costearon la capilla y por eso eligieron estos santos); y, por último, un bello ‘San Miguel Arcángel’.
La restauración de la imaginería, muy afectada por el humo de las velas y la suciedad de tres siglos, está concluida. En la mayor parte de las superficies de las tallas la limpieza ha sido tan delicada y respetuosa que incluso se ha logrado mantener el barniz original que se les dio. El colorido original de los ropajes del ‘San Miguel Arcángel’, con azules y naranjas muy vivos, va a sorprender.
El equipo de restauración que coordina Esther Abadía está formado por seis especialistas más: Isabel Castro, Covadonga Menéndez, Natalia Díaz, María Puértolas, Sheila Ayerbe y Clara Bernués. Y ahora se concentra en la recuperación de una obra maestra: la pintura de la cúpula de la capilla. En ella, José Luzán, el que fuera maestro de Goya, representó ‘San Antonio portado a la Gloria por los ángeles’. Se ha intervenido justo a tiempo, porque estaba en un estado de salud muy delicado. Afortunadamente, se puede dar por salvada esta obra, que merece una contemplación detallada.
“La pintura de la cúpula estaba muy mal, porque ha sufrido un gravísimo problema de humedades -relata Esther Abadía-. Afortunadamente, con las obras de restauración de las cubiertas que dirigió el arquitecto Teodoro Ríos, ese problema se acabó. Y ahora quedaba restaurar las pinturas propiamente dichas, que fueron realizadas al temple de cola. En muchas zonas se había perdido el aglutinante y la pintura prácticamente se descascarillaba. Lo que hemos hecho ha sido fijarla con un adhesivo celulósico, como paso previo a la limpieza propiamente dicha”.
El mismo equipo se va a ocupar de la restauración de la capilla de San Juan Bautista, que va a contar también con financiación privada, y que está a punto de iniciarse.