La VENIDA de la Virgen a Zaragoza tuvo lugar en el año 40 mientras ella vivía. ¿Mito o Realidad? ¡Descúbrelo!
Así lo señala la tradición. Tuvo lugar en el año 40 después de Cristo y, por tanto, a diferencia de las apariciones como las ocurridas en Fátima o Lourdes, María aún vivía en Palestina cuando vino a Zaragoza. Es decir se trata de una venida, no de una aparición.
LA VENIDA
La tradición pilarista sostiene una venida extraordinaria de la Santísima Virgen María cuando aún vivía en Palestina, un suceso asombroso que constituye el origen principal de la devoción mariana en la península ibérica y posteriormente en el continente americano.
Este magno acontecimiento debe entenderse como la columna vertebral y fuente ineludible de la devoción a la Santa Columna. La piadosa tradición expone que en la madrugada del día 2 de Enero del año 40 de nuestra era, la Santísima Virgen María, madre de Jesús de Nazaret, en carne mortal (viviendo todavía en Palestina) se dignó visitar la ciudad de Caesaraugusta, la romana Zaragoza, para confortar al apóstol Santiago en su empeño de llevar el Evangelio a Hispania.
La Catedral-Basílica del Pilar custodia unos documentos del siglo XIII que indican como esta tradición se remonta a la época de la Iglesia naciente, inmediatamente posterior a la Ascensión de Jesucristo, estando sus apóstoles predicando la fe cristiana por el mundo. Es cuando Santiago el Zebedeo, conocido como Santiago el Mayor, hermano de Juan, vino a evangelizar la Península. Dichos documentos apuntan textualmente:
“pasando por Asturias, llegó con sus nuevos discípulos a través de Galicia y de Castilla, hasta Aragón, el territorio que se llamaba Celtiberia, donde está situada la ciudad de Zaragoza, en las riberas del Ebro. Allí predicó Santiago muchos días y, entre los muchos convertidos eligió como acompañantes a ocho hombres, con los cuales trataba de día del reino de Dios, y por la noche, recorría las riberas para tomar algún descanso”.
En este punto cabe destacar la vinculación de la devoción pilarista con la tradición jacobea compostelana, convirtiéndose el Pilar y Santiago en dos ejes fundamentales en torno a los cuales ha girado durante siglos la espiritualidad en nuestro país.
Regresando al hecho en sí de tan singular Venida, según estos documentos, no solo Santiago recibe tan digna visita aquella madrugada del 2 de Enero, también un reducido grupo de convertidos que lo acompañaba presencian la escena, cuando a orillas del Ebro reposaban después de una ardua jornada de predicaciones. María les trae un mensaje alentador para confortar y reavivar sus ánimos fatigados ante los escasos resultados de su cometido y les deja como prenda fehaciente una columna de jaspe para que nadie olvide lo firme y sólida que debe ser la fe del cristiano. Por último les manifiesta el deseo del Padre de que se le rindiera culto en aquel lugar fijado por la columna por el resto de los siglos con el expreso deseo de dispensar gracias a cuantos acudiesen con verdadera fe, mediante su piadosa y maternal intercesión.
Desde muy antiguo los primeros cristianos de Caesaraugusta levantaron allí un habitáculo en torno al objeto de culto dejado por la Virgen, posiblemente el primer templo en honor a Nuestra Señora. La existencia de esta antigua iglesia y de la especial devoción a la Virgen María en Zaragoza ha sido probada por numerosos testimonios. Podemos citar entre ellos:
– El sarcófago de Santa Engracia, del siglo IV, que constituye una de las primeras representaciones plásticas de la Venida de la Virgen en bajo relieve. En ella aparece La Virgen María descendiendo de los cielos para aparecerse al Apóstol Santiago.
– También, en torno al año 835, un monje de la Abadía de Saint Germain de París, llamado Almoino, redactó unos textos en los que mencionaba la antigua Iglesia de la Virgen María de Zaragoza, “donde había servido en el siglo III el mártir San Vicente”, cuyos restos fueron depositados por el obispo de Zaragoza, en dicha iglesia. También está atestiguado que antes de la ocupación musulmana de Zaragoza, hacia 714, había allí un templo dedicado a la Virgen.
– Posteriormente, en el siglo XV, el propio Fernando el Católico también constató que en Zaragoza se rendía un culto especial y muy extendido en honor a la Virgen María en torno a una antiquísima Iglesia allí edificada en su nombre.
La importancia de la Venida de Nuestra Señora a Zaragoza radica en que se trata de la primera aparición mariana de la historia por tanto es la raíz principal de la devoción a la Virgen en la Península Ibérica y más adelante en América. Además, a diferencia de otras, no se trata de una aparición sino de una venida, pues es importante destacar de nuevo que se desarrolla cuando la Virgen María aún vivía en carne mortal en Palestina. Por estos motivos, la devoción que profesa el pueblo por la Virgen del Pilar se halla tan arraigada entre los españoles desde épocas tan remotas, y tal es así, que la Santa Sede permitió el establecimiento del Oficio del Pilar en el que se consigna la Venida de la Virgen del Pilar como “una antigua y piadosa creencia”.
Desde entonces, cada 2 de enero en la Basílica del Pilar de Zaragoza se celebra una Vigilia Eucarística, que suele presidir el Arzobispo, y que conmemora la fiesta de la Venida de la Virgen a esta ciudad. En recuerdo también de esta fecha solemne, la imagen de la Virgen del Pilar se presenta sin manto exponiendo el fuste del pilar ante los fieles.
El 13 de octubre de 2009, en la Catedral-Basílica del Pilar y al comienzo del acto de la Ofrenda de Frutos a la Santísima Virgen, el Presidente del Bureau Internacional de Capitales Culturales, D. Xavier Tudela, hizo entrega de la “Acreditación de la Declaración de Tesoro del Patrimonio Cultural Inmaterial de España a la Tradición del Pilar”. En el emotivo discurso que pronunció el Sr. Tudela, declaró que únicamente habían recibido votos de todas provincias españolas las candidaturas del Camino de Santiago y la de la Tradición del Pilar.