La restauración, que inauguró el cardenal Santos Abril ayer, devuelve la luz y el color a las pinturas de Francisco del Plano
La capilla barroca de San Lorenzo de la basílica del Pilar de Zaragoza vuelve a brillar en todo su esplendor tras unas obras de restauración integral que han permitido recuperar las pinturas realizadas por Francisco del Plano, natural de Daroca, en la primera mitad del siglo XVIII.
Este espacio fue inaugurado ayer por la tarde por el cardenal Santos Abril y Castelló, arcipreste de la basílica de Santa María la Mayor de Roma, natural de Alfambra (Teruel), y el arzobispo metropolitano de Zaragoza, Manuel Ureña, que estuvieron acompañados por la consejera de Cultura del Gobierno de Aragón, Dolores Serrat, y por representantes de la empresa Acciona, que ha financiado la actuación. La eucaristía, amenizada por la Coral Turiasoniense, finalizó con el Claustro Solemne hasta la Santa Capilla, donde se proclamó la apertura del Jubileo conmemorativo del 1.975 aniversario de la Venida de la Virgen a Zaragoza. Al pasar junto a la capilla de San Lorenzo, el cardenal bendijo la restauración.
Este lugar, que fue construido y decorado entre 1716 y 1718, es importante dentro del conjunto del templo porque es uno de los que contiene elementos de la fábrica original barroca. La intervención, que comenzó a principios de junio, ha sido dirigida por el arquitecto del Pilar, Teodoro Ríos. El restaurador Alfonso Monforte explicó ayer que los trabajos han consistido en “una recuperación integral de toda la capilla”, con la restauración y consolidación de las pinturas de Francisco del Plano, tanto la mural que cubre las pechinas y la cúpula como los lienzos ubicados en los muros, así como la adecuación de suelos, iluminación, azulejos y retablo.
La decoración mural al temple había quedado prácticamente oculta tras los repintes realizados en los años 60 del siglo pasado, cuando “hubo una intervención tremenda y poco agraciada”, en unas pinturas que “ya de por sí estaban muy deterioradas”. “Todo -indicó Monforte- estaba en muy malas condiciones” y “no se podía ver bien”. Obra encargada en 1716.
Francisco del Plano (Daroca, 1658-Zaragoza, 1739), discípulo de Vicente Berdusán, recibió en 1716 la tarea de decorar la capilla de San Lorenzo de la Basílica del Pilar. El fresco de la cúpula y las pechinas representan una Subida de San Lorenzo a la Gloria portado por ángeles. Es también el autor de otros dos lienzos: San Lorenzo ante el emperador Valeriano y El martirio de San Lorenzo, de la misma época, donde destacan la expresividad en los gestos y la técnica de pincelada suelta. Ambos cuadros, dispuestos uno frente al otro, son de grandes dimensiones.
Por otro lado, el altar actual (hubo otro anterior) es obra más tardía y fue diseñado por Ventura Rodríguez en 1780 y ejecutado por Juan Bautista Pirlet (cantería de jaspes y mármoles) y por Juan Fita (escultura), que cinceló en estilo académico neoclasicista el mediorrelieve de la imagen central, (Subida de San Lorenzo a los cielos), y la escena de la predela, (Matanza del papa Sixto II y sus diáconos por las tropas de Valeriano).
También se ha acondicionado la sacristía, donde se podría colocar la obra (El martirio de San Lorenzo), atribuida a José de Ribera, que data de 1615 y que fue restaurada por el Museo del Prado. Los expertos que estudiaron el cuadro concluyeron que pudo ser un encargo del zaragozano Pedro Cosida y formó parte del retablo original de la capilla del Pilar. La pieza se exhibió en la muestra El joven Ribera, organizada en el Prado en 2011 para dar a conocer la actividad del llamado el Españoleto durante sus primeros 12 o 14 años de carrera.)
Tal y como puso de manifiesto el restaurador Alfonso Monforte, “con la remodelación que se llevó a cabo en el Pilar a mediados del siglo XVIII se eliminó aquel retablo” y se instaló el que se puede observar hoy en día.